Duelen los recuerdos, desespera el futuro
Juan Pablo Pino Franco- Gimnasio de Los Cerros
Dicen que la mejor forma de evitar el olvido es recordando; cuántas veces hemos visto pasar por nuestras mentes momentos y más momentos, emotivos, alegres, tristes, vergonzosos, en fin, recuerdos. Esa cotidianidad no nos dejó imaginar siquiera que los extrañaríamos algún día; ir a nuestro colegio, visitar a nuestros familiares, salir a comer con amigos, jugar en los parques y tantos momentos más que hoy en día yo – y supongo que no soy el único - añoro con tanta fuerza que a veces por estar en el pasado me olvidó del presente y no vislumbro el futuro. Hoy vivimos más de los recuerdos que de los sueños. Esa extraña narrativa de nuestra realidad.
Estamos viviendo en un aislamiento inesperado para todos. Esta situación nos ha quitado muchas cosas: el ver a nuestros compañeros de clase o familiares cercanos, el ir de fiesta, aquel restaurante favorito, los partidos de fútbol con nuestros amigos, la capacidad misma de decidir… Y tantos momentos de antes. Estos recuerdos duelen, sí, esa es la palabra; pero ya llevamos diez meses de aislamiento y vemos todo el tiempo que ha pasado desde el comienzo de esta inesperada realidad. Regresando entonces al principio, ¿por qué no buscar un auxilio en el futuro? ¿Por qué no pensar que pronto saldremos de esto?, ¿por qué no creer que en poco tiempo estaremos saliendo de nuevo, bailando de nuevo, jugando de nuevo?
Puede que muchos hemos creído, o más bien, hemos querido creer, que en unos pocos meses podremos volver a la normalidad, revivir estos recuerdos, recogerlos de nuestros pasados y volverlos presente; al parecer estamos equivocados. Realmente nadie sabe cuándo acabe todo esto, cuándo volveremos a esta normalidad de la que hablé anteriormente, ni los científicos más importantes, ni los presidentes de los países más poderosos, ni tú, ni yo. Hay mucha incertidumbre acerca de esta situación ya que todo lo nuevo usualmente es misterioso, es un virus completamente desconocido, con la capacidad de mutar rápidamente y al cual aún le debemos muchas respuestas a pesar de los avances tecnológicos. Cuánta bruma nos rodea. Pero, a pesar de esta lúgubre atmósfera, es crucial no caer en eso que llaman depresión y desesperanza, por el contrario, mi invitación es esta: no todo es negativo acerca de este virus y de este aislamiento, también hay cosas positivas. Este tiempo puede ser aprovechado para conocer aún más a nuestra familia, a crear nuevos hábitos, aprovechar nuestros talentos, descubrir, inventar, inclusive para reflexionar sobre eso que nunca hemos considerado, si precisamente eso, nuestro futuro. En resumen, ¡hay un sinfín de cosas nuevas que podemos hacer! Aprovechemos este tiempo, crezcamos como personas y esperemos a que, algún día, puede ser pronto o lejano, todo volverá como antes, o ¿por qué no, mucho mejor que antes? Finalmente, el tiempo transcurre linealmente, pero nuestras mentes pueden volar en diversas trayectorias.