Para los Juegos Bolivarianos en Valledupar 2022, se construyó un estadio de atletismo de talla profesional. Cuenta con una pista apta para competir; espacios adecuados para los atletas y es sin duda un lugar digno para entrenar y moldear a los atletas colombianos. Sin embargo, durante estos últimos meses, el estadio supuestamente para los atletas colombianos sigue sin ser el espacio prometido por la liga de atletismo del Cesar ya que se encuentra cerrado por mantenimiento.  

 

Después de dos meses de la culminación de los juegos, no se ha dado respuesta y se ha mantenido cerrado el estadio. Los atletas en formación se encuentran sin un espacio digno para entrenar. La comunidad de atletas en formación ha pasado solicitud a la liga de atletismo del Cesar, pero la respuesta que dan es que la entrega está a cargo del contratista; se están arreglando rayones de paredes, rayones de puertas y claro algunas puertas que no cierran. 

 

El inconformismo ha llegado a lo más alto. Darlinson Gámez, padre comprometido con el desarrollo físico, mental e integral de sus hijas, quienes entrenan con el Club Natos de Valledupar, relata un poco acerca de cómo vive con preocupación los entrenamientos de sus hijas y de los demás jóvenes y niños en el Parque Publicó Algarrobillos y en el Parque de la Vallenata: “Las condiciones en las que están entrenando son bastante complejas”, dice. Y continúa: “Estos parques no tienen pista, solo cuentan con una ciclovía pequeña y muy poco espacio para que la gente pase” 

 

A estos dos parques asisten personas que trotan, montan bicicleta, incluso gente que transita en moto. Sin duda alguna, situaciones como estas se salen de las manos, a los padres de familia les toca estar pendientes y discutiendo por la tranquilidad y seguridad de la gente que asiste para practicar deporte. Se vuelve una situación más tediosa, pues los clubes de atletismo en Valledupar crecen, pero el espacio sigue siendo reducido.  

 

Apostar por el atletismo en Colombia no debería generar inconformidad, frustración y desaliento; por lo contrario, es un país donde sus atletas, sus entrenadores y su gente merecen un lugar digno para explotar talento de las nuevas generaciones. Como Darlinson existen padres que apuestan por sus hijos en el mundo del deporte, pero las grandes entidades dispuestas por el gobierno están obstaculizando sueños y esperanzas, para aquellos niños y jóvenes que ven en su futuro medallas mundiales y por supuesto medallas olímpicas, colgadas en su cuello y levantando con una alegre sonrisa la bandera de Colombia.