Una Colombia Unida
María Paula Cabrales, Sara Encinales
En estos últimos días los colombianos hemos vivido confusión, violencia e incertidumbre producto de la situación actual del país. Después de tener varias inconformidades con respecto al manejo de los recursos y las normas, varios ciudadanos salieron a las calles con el fin de demostrar sus inconformidades. A pesar de que en Colombia protestar es un derecho de todos los ciudadanos, también es un deber estar informados para poder ejercer este derecho y asimismo hacerlo pacíficamente.
Sin embargo, como consecuencia de la desinformación y la violencia, según El Tiempo, alrededor de 30 han fallecido, 472 han desaparecido y muchos otros han sido afectados psicológica y físicamente. Además, debido a varias causas tales como la desesperación y el dolor, varias personas han tendido a dejarse influenciar por información proveniente de fuentes desconocidas y hasta poco fiables. Lamentablemente esta información está causando aún más pánico y confusión tanto en la comunidad nacional como internacional provocando una polarización en Colombia, como lo hay usualmente en tiempos como este, lo cual termina en más violencia. Esta división del país ha causado que haya una falta de empatía de ambos bandos, donde se resta importancia al dolor del otro por una misma situación y unas vidas valen más que otras.
Por esto, los colombianos fieles a sus principios y en la búsqueda de resolver esta cultura de violencia en la que nos encontramos, tenemos que hacernos la pregunta ¿Debo invalidar el sufrimiento del otro por mis convicciones radicales? A pesar de que es importante alzar la voz en las marchas, cuando se comete una injusticia es importante recordar que Colombia es una sola y para llegar a un acuerdo debemos hacerlo todos juntos y con respeto. Como dijo alguna vez Luis Carlos Galán Sarmiento: “No hay democracia si no se entiende la nación como una misión colectiva, un compromiso de todos”.