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El bufón que le teme a la magia

Laura Gómez

El hombre se posicionó en la cima de una pirámide, separándose de las demás criaturas, e irónicamente es el padre de su competencia: las máquinas. Pero, ¿realmente se trata de una competencia? o, ¿es el complejo de inferioridad lo que hace que temblemos al oír “Inteligencia Artificial''?

 

Hace algunos meses, se reunieron las mentes más brillantes para crear algoritmos de Inteligencia Artificial (I.A) y terminar la Décima Sinfonía de Beethoven, obra que dejó incompleta al morir. Y así fue como las máquinas predijeron con un 99.9% de precisión el pensamiento creativo del genio. Este hecho levantó críticas asegurando que una máquina nunca podría igualar la genialidad de un humano, y que de hacerlo sería nuestro fin. Sin embargo, ésta controversia evidencia una realidad: alrededor del mundo, el delirio de grandeza nos impide progresar y ver que las máquinas no son competencia ni una amenaza, sino la más bella y útil creación.

 

Recientemente, el cine ha creado una imagen de lo que es la I.A que además de ser muy lejana de la realidad, parece un reflejo de nosotros como especie que se cree dominante, y naturalmente es el resultado de un profundo desconocimiento sobre la computación. Ahora bien, no hace falta ser ingeniero informático para ver lo que la tecnología ha hecho por la especie: ha sido, es y será siempre la promesa de un mejor futuro y una herramienta que salva vidas humanas. Cuando el guionista de Apocalipsis escribe sobre el robot maligno arranca corazones, olvida que en la vida real la IA está detectando cáncer temprano, o  prediciendo ataques cardíacos, o detectando Coronavirus, en general siendo una herramienta médica crucial para apoyar a los doctores y darle una segunda oportunidad de vida a incontables pacientes. 

 

 

 

 

Incluso fuera del campo de la medicina, la I.A rescata millones de víctimas de trata de blancas. Con el avance del procesamiento, recopilación y la identificación de patrones humanos, localizar víctimas y delincuentes define la línea entre la vida y la muerte de personas inocentes. La cuestión es que “identificar patrones” requiere un componente humano, y es ahí donde le duele el ego al bufón que en su propio circo le tiene miedo a su propia magia. 

 

No se trata de que la IA nos iguale o supere sino que, como un ángel guardián, promete salvar las vidas de enfermos, niños, mujeres y hombres: desde los actos más heroicos como detener la trata de personas hasta impedir accidentes de tráfico. La cuestión es que hay una sola cosa clara en la que es imposible diferir: la vida es infinitamente valiosa, y la I.A nos permite protegerla y vivirla felizmente. (Gibbons, S. 2020)

Entonces, la próxima vez que oiga “Inteligencia Artificial” recuerde dejar de lado los prejuicios, y en su lugar, recordar al paciente, incansable y amigable algoritmo de filtración en su correo electrónico (la IA menos agradecida). Existen riesgos, como sucede con todo, pero esa no es razón para desacelerar el progreso sino para progresar usando nuestra inteligencia, buscando el bien común. Por último, vale evocar que la tecnología es la única exenta de discriminación, odio, rencor, maldad, e ira, y que por lo tanto nos permite una vez más ser niños, nos abre la puerta a dejar las corrupciones morales que llegan con la edad, y apostarle a un futuro donde la juventud está educada para hacer magia.

 

Referencias:

Música e Inteligencia Artificial. (17 de Octubre del 2021 ) Lina María Múnera. El Colombiano https://www.elcolombiano.com/opinion/columnistas/musica-e-inteligencia-artificial-AN15907520

Gibbons, S. (2020, August 24). 5 Life-Saving Applications Of Artificial Intelligence. Forbes. https://www.forbes.com/sites/serenitygibbons/2020/08/25/5-life-saving-applications-of-artificial-intelligence/?sh=5b4860751c58

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